Llevar un control sobre las emisiones de gases efecto invernadero es cada día más importante para las potencias mundiales y cada día están más presentes en la agenda pública, siendo la población quienes experimentan las consecuencias del cambio climático.
¿Qué es el cambio climático?. Es muy sencillo, se trata de una transformación de los patrones climáticos y de temperatura, que se pueden dar por causas naturales o, como sucede a día de hoy, debido a las actividades humanas. Una de las principales causas son la quema de combustibles fósiles, como el petróleo o el carbón. La quema de estos combustibles produce gases que atrapan el calor, los llamados gases de efecto invernadero.
¿Qué efectos tienen los gases efecto invernadero?
Los gases efecto invernadero no solo causan estragos al planeta, también a nuestra salud, contribuyendo a la aparición de enfermedades respiratorias debido a la contaminación atmosférica.
Además, la fauna y la flora también se ven afectadas debido a incendios forestales, gracias a los cambios en el patrón de temperaturas. También pueden surgir cambios en el clima y en la fuente de alimentación, desencadenando así un caos en la naturaleza que hasta ahora hemos conocido.
El Acuerdo de París, el punto de partida
Desde 1992 se celebran las llamadas cumbres del clima. Estas conferencias tienen la finalidad de establecer una estrategia que permita reducir al máximo las emisiones de gases efecto invernadero para poder revertir el cambio climático. De esta manera más de 200 países se comprometen a considerar adoptar estas medidas.
El más relevante de todos hasta el momento ha sido el Acuerdo de París. En este acuerdo tiene tres objetivos:
- Limitar el aumento medio de la temperatura global 2 grados centígrados.
- No superar la cota de 1,5 grados a final de este siglo.
- Alcanzar la neutralidad climática en 2050.
Energías renovables, la mejor alternativa
Las energías renovables se convierten en la mejor alternativa para reducir estos gases invernadero y fomentar la sostenibilidad. Dentro de ellas nos podemos encontrar la energía eólica, hidráulica, geotérmica o solar. La situación de cada territorio es determinante a la hora de decantarse por un tipo de energía u otra.
En el caso de España, nos encontramos ante el cuarto país europeo en el aprovechamiento de la energía solar. De esta manera, se puede observar que la energía solar juega un papel fundamental en el abastecimiento del país. Según la Agencia Internacional de Energía el uso de energías renovables aumentará un 44% para 2040, mostrando un futuro esperanzador en el plano de las energías renovables.
Aunque la energía fotovoltaica no ha sido siempre líder en España, desde 2022 se ha visto un aumento en su instalación. Además, el impacto medioambiental de las sequías vividas en el país, recientemente, ha supuesto que la energía fotovoltaica se haya posicionado como la tercera fuente de energía.
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